El
Aguatero Agüita fresca traigo del río,
para que tomen todos los días. ¡aguateroooooo! *** ¡Agua, agüita para las damas bonitas!. *** Soy el aguatero; reparto el agua que al gran río voy a buscar. Es agua dulce para lavarse, preparar mate y amasar. |
![]() Aguatero |
La Lavandera Voy caminando al río para lavar su ropita, verá linda señora cómo queda blanquita. Escobero¡Escobas y plumeros con plumitas de avestruz! Limpia la casita con aire de libertad. |
![]() Lavandera |
El Lechero Leche recién ordeñada, leche espumosa para usted, mi linda moza. *** Soy el lechero, mucho madrugo y vengo a todos a despertar. Traigo abundante y rica leche para que puedan desayunar. |
![]() Lechero |
Pastelera
¡Pasteles calentitos
hoy no podían faltar pa' los mozos y mocitas que han venido a festejar!
Mazamorrera
Mazamorra dorada
para la niña mimada, mazamorra caliente para la abuela sin diente. |
![]() Pastelera |
El SerenoSoy el sereno, siempre vigilo todas las calles de la ciudad. Todo lo veo, anuncio el tiempo y doy la hora, siempre actual. *** ¡Las 12 han dado y sereno! y la noche está tranquila. Camino con mi farol por la ciudad dormida. |
Vendedora de Empanadas Empanadas bien sabrosas para las buenas mozas. Empanadas bien calientes para todos los valientes. *** Yo soy la negra, tengo empanadas que a ustedes han de agradar. A esta morena nadie la iguala en el oficio de cocinar. |
lunes, 21 de mayo de 2012
PREGONEROS DE ANTAÑO
LOS PREGONEROS DE LA COLONIA
LA TISANERA

La tisanera se ubicaba en plazas, plazoletas, mercados y lugares públicos, al lado de una enorme olla de barro metida en una canasta de caña entretejida.
Habían tisaneras ambulantes con la olla encanastada en la cabeza y otras jaladas por un borrico; y se anunciaban con su pregón:
LA CHAMPUCERA
-
La champucera se estacionaba en las puertas de las tiendas,
solares y callejones, con todos los enseres propios de su oficio, como el
bracero, la olla, las cucharas de palo y el farolito colgado con una vela de
sebo encendida.
En las noches de invierno se expendía el champuz de agrio y un niño a pedido del dueño entonaba esta estrofa:
vamos con el café limeño muchacha;
el que se come medio, se come un real,
para el colegial:
venid, venid, que ya está:
El cuartillo por delante
y la taza por detrás"
LA LECHERA
-
Cabalgando en un viejo caballo trotón y llevando a su derecha e
izquierda los porongos de lata, la lechera recorría los caseríos en las primeras
horas de la mañana, trayendo su producto a Lima desde las haciendas algo
distantes, y gritando con voz atiplada :
EL AGUADOR
Antiguamente el pueblo de Lima dependía del aguador, para
conseguir este líquido de primera necesidad. Los aguadores iban a pie o en burro. Los primeros cargaban una pipa pequeña al hombro y los segundos, dos pipas en los lomos del animal. El sonido de una campanilla anunciaba a las criadas que había agua disponible, quienes respondían: |
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EL MERCACHIFLE
-
El mercachifle era un comerciante de menor cuantía, quien salía
por las calles con sus atadillos al hombro y gritando:

Antes, los pregoneros nos daban hasta la hora. De ellos solamente tenemos recuerdos nostálgicos de su labor. Pertenecen a una Lima que se fue, llevándose sus voces bien timbradas, por calles arriba y calles abajo, y sin retorno.
De las "Tradiciones Peruanas", del ilustre escritor Ricardo Palma, tomamos lo que eran los pregones en Lima:
A las siete en punto la tisanera y la chichera de terranova.
A las ocho, ni un minuto más, ni un minuto menos, el bizcochero y
la vendedora de leche-vinagre, que gritaba: ¡ A la cuajadita!.
A las nueve, hora de Canónigos, la vendedora de Zanguito de ñanjú y
choncholíes.
A las diez la tamalera.
A las once pasaban la melonera y la mulata de convento vendiendo
Ranfañote, cocada, bocado de Rey, Chancaquitas de cancha y de maní
y frejoles colados.
A las doce aparecían el frutero de canasta llena y el proveedor de empanaditas de picadillo.
A las dos de la tarde, la picaronera, el humitero, y el de la rica causa de Trujillo.
A las tres el melcochero, la turronero y el anticuchero.
A las cuatro gritaban la picantera y el de la piñita de nuez.
A las cinco chillaban el jazminero, el de las karamanducas y el vendedor de
flores de trapo que gritaba: "¡ jardín, jardín , muchacha..¿no hueles?"
A las seis canturreaban el raicero y el galletero.
A las siete pregonaban el caramelero, la mazamorrera y la champucera.
A las ocho, el heladero y el barquillero.
Aún a las nueve de la noche, junto con el toque de cubrefuego, el animero o el
sacristán que de la parroquia salía con capa colorada y farolito en la mano
pidiendo para las ánimas benditas del purgatorio o para la cena de Nuestro
Este prójimo era el terror de los niños rebeldes para acostarse, después de esa
hora, era el sereno del barrio quien reemplazaba a los relojes ambulantes,
cantando entre piteo y piteo: " ¡Ave María Purísima! ¡ las diez han dado !
¡viva el Perú y sereno!". Que eso sí, para los serenos de Lima por mucho
que el tiempo estuviese nublado o lluvioso, la consigna era declararlo ¡sereno!.
Y de sesenta en sesenta minutos se repetía el cántico hasta el amanecer...en que
pasaba voceando de nuevo la lechera".


A Lima no sólo se le aprecia por su historia, sus calles, sus plazas y la calidez de su gente, sino también por sus platos típicos y bebidas exóticas que degustaban los limeños y foráneos, encantados con tan exquisitos manjares como los siguientes: el ajiaco -guiso criollo a base de ají-, el bizcocho "chancayano", los buñuelos, el champuz de agrio -especie de dulce parecido a una mazamorra-, la chicha de garbanzos -bebida espirituosa elaborada con garbanzos-, la chicha terranova, las humitas -pasta dulce hecha de harina de maíz aderezada con pasas-, la pachamanca -manera criolla de cocer los alimentos dentro de un pozo abierto en la tierra y tapado con piedras calientes- y los picantes -elaborados con carne, pescado, charque y papas. Pero los aficionados gustaban más del cebiche, vendido por las picanteras, que anunciaban sus viandas:
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